• Inicio
  • I C. del Mundo
    • 1. ¿Qué es el mundo?
    • 2. ¿Soberbio yo?
    • 3. ¿Es bueno el placer?
    • 4. ¿Son buenas las riquezas?
    • 5. La tentación y el Pecado
    • 6. postrimerias - muerte y jucio
    • 7. Postrimerias - Infierno
    • 8. Postrimerias - Purgatorio y Gloria
    • 9. Apologética - Defensa de la fe y amor a la Iglesia
    • 10. La gran mentira de la nueva era
    • 11. Los Ángeles y el enemigo del Hombre: El diablo
    • 12. Cultura de la vida y cultura de la muerte
  • II C. de sí mismo
    • 13. Conocimiento de sí mismo
    • 14. La tibieza
    • 15. Sentido del sufrimiento
    • 16. El perdón
    • 17. Sin oración no hay Salvación
    • 18. El valor del sacrificio
    • 19. Obediente hasta la muerte
  • III C. de María
    • 20. Fin de los tiempos y apariciones marianas
    • 21. María es el mejor camino para ir a Jesús
    • 22. Falsas devociones a la Virgen
    • 23. La verdadera devoción
    • 24. Verdadera devoción, entrega y gratitud
    • 25. Vida de unión interior con María
    • 26. María en las Escrituras
  • IV C. de Jesucristo
    • 27. Dios es Amor
    • 28. Jesucristo, nuestro fin último
    • 29. La Encarnación
    • 30. La Redención
    • 31. El Amor de Dios en la Eucaristía
    • 32. El Espíritu Santo
    • 33. Jesucristo, Señor de la historia

Introducción al Conocimiento de sí mismo

¿Qué es y para qué conocernos?

El conocimiento de sí mismo consiste en adquirir plena conciencia de sí mismo para desterrar nuestros vicios y fomentar nuestras buenas cualidades a fin de alcanzar la santidad.

El conocimiento de nosotros mismos nos lleva a:

 

Amar más a Dios al darnos cuenta de la inmensa necesidad que tenemos de Él.

Ganar en humildad al darnos cuenta de nuestra debilidad.

Ganar en confianza y en amor a Dios que, a pesar de nuestra pequeñez, no nos abandona.

Ser más agradecidos con Dios por todo lo que nos da a pesar de no merecerlo.

Destruir nuestros vicios, cultivar en nuestra alma la virtud y fomentar nuestras buenas cualidades.

 

“Quien no se conozca es imposible que pueda llegar a la santidad”[1]  pues correrá el peligro de hacerse ilusiones sobre sí mismo y podrá caer en presunción creyéndose ya perfecto o en desaliento y desesperación exagerando sus faltas y pecados; en ambos casos el resultado será la tibieza. ¿Cómo podremos corregir las faltas que no conocemos o no conocemos bien, o practicar las virtudes y fomentar las cualidades de las cuales solo tenemos un concepto vago y confuso?

 

El conocimiento de sí mismo  trae los siguientes frutos:

 

Incremento del amor a Dios: ¡Cuánto me has dado y perdonado, Señor!

Vaciarse de sí mismo: ¡No soy nada, Tú lo eres todo, Señor!

Compasión al prójimo: ¡Conociendo mi fragilidad, entiendo la fragilidad del otro!

Agradecido: ¡Se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador, porque ha puesto sus ojos en la pequeñez de su esclava!

 

Medios para conocernos a nosotros mismos

 

Oración: Dejándonos iluminar por la luz de Dios. Los Santos se conocían porque siempre estaban cerca de Dios. Y cuanto más santos, más desconfiaban de sí mismos y más confiaban en Dios.

Reflexión: Interiorizando, meditando. Haciendo, además, de manera regular el examen de conciencia.

Dirección Espiritual: buscando personas santas y sabias que nos ayuden en este camino a la santidad.

Lectura Espiritual: leyendo los clásicos de la vida espiritual, como la Imitación de Cristo, el Combate espiritual, la Historia de un Alma, la Introducción a la Vida Devota, el Tratado del Amor de Dios, etc. Estos colosales libros traen consigo gracias especiales para el conocimiento propio.

Vida de Santos: conociendo y procurando imitar al santo con el que más nos identifiquemos o el que más impresión cause a nuestra alma, para caminar, junto con él en el conocimiento propio.

Obstáculos para alcanzar este conocimiento

 

La Tibieza Espiritual: Porque esta es un relajamiento en el espíritu de 3 formas: Pérdida de la fuerza de voluntad, horror al esfuerzo, retardo en el movimiento del vivir cristiano; para conocernos es necesario esforzarnos, negarnos, es por esto que cuando caemos en tibieza espiritual se nos hace imposible adentrarnos y reconocer lo que somos.

El Pecado: Pecar es alejarnos de Dios; por lo tanto, es imposible tener un buen conocimiento de sí mismo sino estamos cerca de Dios. Dios es el primero que nos conoce y es Él quien nos guía; alejados de él, llegaríamos a los extremos de los que ya hemos hablado: desesperación al contemplar nuestra miseria o presunción al creernos ya perfectos.

La Indiferencia: Por parecerles algo de poca importancia, algunos no se aplican en el propio conocimiento y se hacen ilusión de estar avanzando en la vida espiritual cuando sólo están dando vueltas en un mismo punto.

Para un adecuado conocimiento propio es indispensable «escoger entre las devociones a la Santísima Virgen la que nos lleve más perfectamente a dicha muerte al egoísmo, por ser la mejor y más santificadora. Porque no hay que creer que es oro todo lo brillante, ni miel todo lo dulce, ni que el camino más fácil y lo que practica la mayoría es lo más eficaz para la salvación. Así como hay secretos naturales para hacer en poco tiempo, pocos gastos y gran facilidad ciertas operaciones naturales, también hay secretos en el orden de la gracia para realizar en poco tiempo, con dulzura y facilidad, operaciones sobrenaturales, liberarte del egoísmo, llenarte de Dios y hacerte perfecto.

 

La práctica que quiero descubrirte es uno de esos secretos de la gracia, ignorado por un gran número de cristianos, conocido de pocos devotos, practicado y saboreado por un número aún menor.»[2]

 


[1] TANQUEREY, Adolphe. Compendio de Teología Ascética y Mística. 1ra. Ed. Quito: Jesús de la Misericordia. P. 302.

 

[2] Tratado de la Verdadera Devoción, nn. 79-82.

 

Si no tienes Android, también puedes consagrarte vía web en

http://www.consagrate.org

Oraciones del Consagrado

Oraciones del Consagrado (Texto)

CSS Valid | XHTML Valid | Top | + | - | reset | RTL | LTR
Copyright © Eximium 2025 All rights reserved. Custom Design by Youjoomla.com
13. Conocimiento de sí mismo